El problema no es superficial, el problema es estructural
Hoy en Colombia hablar de la paz se hace necesario, pues es un elemento de discusión político, económico y social, el cual se ha desarrollado durante la historia de nuestro país; es por eso que es un imperativo abordar el tema de la paz, de manera histórica y analítica, lo cual nos permita comprender las dinámicas que afloran de esta, mediante su desarrollo y más en la actual situación nacional, donde en la Habana, Cuba, se encuentran dialogando las dos partes históricamente confrontadas.
En la actualidad, podemos encontrar que las condiciones socio-económicas, en las que pervive la población nacional, reflejan las ondas grietas sociales que hoy, hacen del conflicto una realidad inacabada.
Partiendo de los siguientes gráficos que demuestran, las condiciones de pobreza monetaria en que ha vivido el país durante los últimos diez años; trataremos de abordar el problema de la paz, como un fenómeno que emerge de las condiciones paupérrimas que históricamente ha sufrido el pueblo colombiano.
Demostrando así que estos resultado, siendo cuestionados por algunos estudiosos en el tema, no reflejan una simple posición de la insurgencia en el dialogo, puesto que en la realidad material del colombiano, no se ve la disminución de la cual habla el gobierno Santos en su informe, Pobreza monetaria y desigualdad de ingreso, análisis de los resultados recientes 2010- 2012[1].
Aun así estos gráficos, presentados por el plan nacional de desarrollo y el Dane, vemos que en Colombia, entre pobreza monetaria y pobreza extrema, existe un 43,1 % de la población nacional, que vive en condiciones de pobreza tanto monetaria como material, efecto que por supuesto no mantiene tendencia a disminuir, si no por el contrario a ascender o mantenerse, por la falta de posibilidades laborales y educativas que se presentan.
Es por ello, en gran medida que podemos hoy hablar que en Colombia durante cincuenta años (tomando como referencia el conflicto entre la insurgencia de las Farc- Ejercito del pueblo, el gobierno nacional y sus fuerzas militares), se ha mantenido un conflicto, en el marco de un país, con ondas brechas sociales que se mantienen y tienden a superarse, puesto que en un mundo globalizado como el actual, el incremento de la pobreza y la adquisición de bienes a manos de unos pocos, son efectos propios del sistema capitalista que acumula, privatiza y ejerce un mercado monopolista, sobre una población no solamente nacional sino mundial.
El hablar de la paz en Colombia, pasa entonces por realizar un profundo debate nacional, que mencione las condiciones económicas en las cuales se encuentra y cuáles son las garantías para general al interior de si, las necesarias transformaciones para disminuir realmente la pobreza de los colombianos.
Haciendo un paneo histórico y demostrando una vez más, como lo podríamos ver en el artículo, Un breve esbozo histórico sobre los diálogos de paz, entre el gobierno nacional y las Farc- Ep[2], las voluntades de la insurgencia para el dialogo y sus constantes intenciones de pactar desde la multidimensionalidad del conflicto, son garantes de las verdaderas opciones por la paz, que la insurgencia a surcado y ha propuesto en el debate político de la solución al conflicto político, social y armado.
“la discusión no es propiamente si la lucha económica la regula el estado o si se deja a merced del mercado. El mercado no es abstracto, son personas que compran y venden, son intereses en pugna. El interés privado choca con el interés público. La cuestión principal será: ¿cuál es el estado que podrá dirigir la sociedad para lograr la modernización económica con justicia social?”[3].
Es por ello que este dialogo entablado entre el gobierno de Juan Manuel Santos, y la insurgencia de las Farc- Ep, debe estar mediado por la indispensable necesidad, de abordar el tema económico, como elemento transversal para lograr una paz, estable y duradera, que contribuya esencialmente a reconciliar y a reconstruir, esta Colombia sumida en la guerra por la paz.
Por ende lo mencionado referente al alto porcentaje de desequilibrio económico, que se mantiene y tiende a inflarse, tiene que ver con el primer punto de discusión en la mesa de la Habana, punto, que nos llama la atención, por su carácter fundamental para la solución del conflicto nacional.
La guerra por la paz, no es más que la guerra por garantizar condiciones dignas de vida para esa población, que hoy vive en la pobreza y que se mantiene en un índice, un poco discutible del 10,4 % de la miseria (discutible, puesto que consideramos que esta estadística presuntamente este inflada).
Entendemos que el conflicto en Colombia tiene dos factores determinantes para su consolidación y desarrollo, los cuales son: la falta de garantías políticas y los desequilibrios económicos tanto en lo urbano como rural.
Demostrando que la vigencia del conflicto político, social y armado, no es simplemente la existencia de las insurgencias y su mantención en algunas partes del país controladas bajo su accionar político militar, por el contrario, son las condiciones de desequilibrio económico, las que hacen de la vigencia del conflicto una realidad nacional.
Entendiendo así, que la guerra nos es solo un capricho, politiquero de algunos comandantes guerrilleros, como lo quieren hacer saber; puesto que estos como hombres en guerra, han sostenido la carga de una
violencia desigual, psicológica y comunicativamente destructiva.
Son entonces estas raíces originarias del conflicto, en particular la económica, la que entraremos a abordar someramente para poder generar una aproximación a la comprensión histórica del porque aun en Colombia se mantiene una guerra que se enmarca en la lucha de clases.
El problema no es superficial, el problema es estructural y lo vemos en la profunda condición de empobrecimiento y desequilibro económico que pervive en el campo, siendo Colombia junto a sudan, los países que más desplazamiento interno mantienen, pues este un país que sostiene una guerra interna financiada y ejecutada por los Estados Unidos de norte América.
La pobreza en el campo se demuestra con las alarmantes cifras sobre la tenencia de la tierra, pues la mantención de esta encuentra que “el índice GINI de tierras en Colombia es de 0.87 (en cuanto más cerca de 1, más grande es la concentración de las tierras en pocas manos) uno de los más altos del mundo”[4], muestra entonces de los grandes desequilibrios que se mantienen en Colombia y por los cuales en el caso de la insurgencia de las Farc- Ep, se planteó desde el año de 1964, el llamado programa de los guerrilleros el cual consta de ocho puntos.
Donde es en su primer punto donde se refleja la importancia de una reforma a la política acumuladora del sistema de hambre impuesto por los financiadores de la guerra. Este primer punto dice: “A la política agraria de mentiras de la oligarquía, oponemos una efectiva Política Agraria Revolucionaria que cambie de raíz la estructura social del campo colombiano, entregando en forma completamente gratuita la tierra a los campesinos que la trabajan o quieran trabajarla, sobre la base de la confiscación de la propiedad latifundista en beneficio de todo el pueblo trabajador”[5].
Estos son algunos de los ejemplos que demuestran, que el problema del conflicto en Colombia, no es un vicio guerrerista de la insurgencia, por el contrario es un llamado histórico a repensarnos las condiciones económicas en las que queremos vivir.
Hoy a puertas de encontrarnos un nuevo escenario de unidad, como lo es la cumbre agraria, étnica y popular, decimos en un solo clamor, que los campesinos, los obreros y los estudiantes, hemos decidido que ese 86,3 % de los campesinos sin tierra (que poseen 20, menos o nada de tierra), que al día de hoy solo poseen un 8,8% de tierra cultivable, sean los que en la Colombia en paz con justicia social, puedan disfrutar de ese 62,6% de superficie cultivable que hoy, solo lo mantienen unos pocos (0,4 %), que se han enriquecido a causa de la guerra cruenta contra el pueblo, que es ilegítima y anti democrática.
Así y sin más largas, sabemos que es un motivo más para que desde los movimientos políticos y sociales, demos un paso al frente por la construcción, de la asamblea nacional constituyente, la cual podrá, en paz, solventar las arduas dificultades que en este periodo de guerra sin cuartel, el pueblo Colombiano ha tenido que soportar.
[1] https://www.dnp.gov.co/LinkClick.aspx?fileticket=6gJu7j4dcPk%3d&tabid=337
[2] http://lavozdelossinvoz10.blogspot.com/2013/07/un-breve-esbozo-de-los-dialogos-de-paz.html
[3] Farc el país que proponemos construir, editorial oveja negra, pág. 63.
[4] http://www.oidhaco.org/uploaded/content/article/1660926540.pdf
[5] http://mbolivariano.blogspot.com/2007/12/programa-agrario-de-los-guerrilleros-de.html