Entrevista A Un Jefe De Combos De Medellín
El Medellín de los años ochenta no ha desaparecido y las profundas contradicciones que se reflejan en la vida cotidiana del paisa de a pie, son respuesta a esta afirmación; después de la masacre que se vivió en el mes de agosto y octubre del año 2002, con las llamadas operaciones “Antorcha” y “Orión”, orientadas desde la política Uribista de la seguridad democrática, se demostró una vez más que las condiciones de los barrios populares no habían cambiado con la muerte del capo de capos, Pablo Escobar.
Por el contrario la agudización de los conflictos sociales en las comunas paisas, no se harían esperar y el reflejo de un gobierno narcoterrorista que atacaría con fuerza a las organizaciones culturales y de DD.HH, seria muestra de ello. La unión del bloque cacique Nutibara, el bloque metro y las fuerzas armadas, impondrían el narcotráfico y los parches de jóvenes que se asesinarían por el control de los barrios y las ollas, generando fronteras “invisibles” que serían trampas mortales imposibles de pasar.
Después de la supuesta desmovilización de los paramilitares organizados en las autodefensas unidas de Colombia (AUC), todo empeoraría, los mismos que bajarían de las comunas a entregar las armas se devolverían con nuevas, a seguir imponiendo la violencia y la barbarie en los barrios populares de Medallo.
La guerra de los Urabeños y la oficina de Envigado, sería la protagonista ahora del nuevo paramilitarismo reencauchado que se desarrollaría en la ciudad; a continuación veremos una entrevista que se hace exclusiva por su nivel de denuncia, la guerra paisa hoy se pacta en paz con supervisión y acompañamiento de la policía nacional, lo cual hace visible, el férreo acercamiento que mantiene el estado colombiano con estos criminales y asesinos de la esperanza popular.