EDUCACIÓN Y DEPORTE: DOS CARAS DEL PRISMA DE LA PAZ
"En perspectiva de mediano y largo plazo la educación y el deporte se erigen en elementos vitales para la construcción de la paz en Colombia, dando lugar a una ciudadanía con más oportunidades y mejor calidad de vida. Ello se debe conjugar con la generación de un escenario social y político en el que el Estado garantice la no repetición de las dinámicas históricas de exclusión y segregación social, que se han convertido en moneda corriente para gran parte de la niñez y la juventud en este país."
José David Copete
Definitivamente el mundial que se terminó hace poco más de tres semanas, en Brasil, nos deja algunas enseñanzas y reflexiones que van más allá del excelente papel de la selección Colombia. Durante el mundial, y tras la eliminación contra Brasil, se exacerbó el espíritu patriotero que sale a flote con actuaciones sobresalientes de los deportistas colombianos, sobre todo cuando de fútbol se trata. Este espíritu se ha potenciado con la llegada de James Rodríguez al Real Madrid.
Más allá de los “paraísos de cucaña” que se han levantado desde mediados de junio, nuestro país tiene problemas que, aun cuando desbordan ampliamente al fútbol, están ligados a las oportunidades del disfrute y bienestar para la totalidad de la población colombiana y, específicamente, de la niñez y la juventud. La construcción de la paz estable y duradera en Colombia tiene diversas dimensiones ligadas a reformas estructurales, construcción de memoria, reconfiguración territorial y muchas más. En ese gran prisma, la educación y el deporte evidencian potencialidades para la construcción de una cultura de paz a mediano y largo plazo.
Así las cosas, partiendo de que construir la paz implica realizar reformas de fondo, más allá de las
contempladas en la agenda legislativa del congreso entrante, en esta columna se plantea la necesidad de asumir la educación y el deporte como potenciadores en la construcción de la necesaria cultura de paz.
Del patrioterismo a la identificación de problemas relevantes
Durante y después del mundial se ha generado cierto sentido patriótico vacío. Desde vanagloriar la selección Colombia hasta convertir a Brasil en un enemigo a muerte, pasando por volver madridista a Colombia por el traspaso de James Rodríguez.
Entonces, si se diera lugar al patriotismo, éste debe ligarse, más bien, a las dinámicas sociales y políticas que configuran nuestras complejas realidades cotidianas. El fútbol no puede fungir de cohesionador de la identidad nacional de un país, aun cuando genere alegrías, tan grandes como efímeras, a todo un pueblo. A decir de Ángel Cappa, ex jugador y técnico de fútbol:
“El patriotismo y el nacionalismo es defenderte de las multinacionales que te vienen a robar, para mí el patriotismo es luchar por una justicia, para que no haya gente marginada, para que la gente pueda vivir dignamente. Después, un partido de fútbol es un partido de fútbol”1.
De allí que desde el movimiento social se deba trabajar en aras de generar un gran consenso en torno a la serie de cambios profundos que implica pensarse la construcción de la paz estable y duradera para nuestro país. No está ni estará mal sentir la camiseta de la selección y celebrar su decorosa actuación, lo cuestionable es que la perspectiva de país sea tan efímera y superficial que se agote en ello.
Tanto la identidad nacional como la proyección de país que se deben configurar, que pueden incluir una rica cultura futbolera, no pueden escapar a la resolución de las fuertes y profundas problemáticas que persisten en nuestro país y a las cuales urge buscar soluciones. En este marco, es claro que el gran reto de nuestro país no es otro que el de construir las reformas que propicien la construcción de la paz con justicia social.
Este enorme reto está ligado a la resolución de problemáticas como la precarización laboral2, la enorme desigualdad que persiste en nuestro país3 y los evidentes rezagos de las regiones en cuestiones primordiales como la educación4. Pero, a la par de resolver esas problemáticas neurálgicas para crear las condiciones sociales y políticas para la paz, es necesario tener en cuenta la importancia de un cambio de mentalidad que conlleve a la construcción de una cultura para la paz.
En ambos escenarios se deben generar cambios de gran calado que han de ser planteados y exigidos desde la participación activa y decidida de la ciudadanía5. Ante este panorama, es de vital importancia pensarse las reformas necesarias y, además, asumir que la educación y el deporte pueden ser condensadores y potenciadores en la construcción de la necesaria cultura de paz.
Las necesarias y urgentes reformas
Aun cuando a un importante sector de la población colombiana, representado por siete millones de votantes, no le parezca primordial construir la paz, este cometido ha ganado fuerza y se ha posicionado como prelación en la agenda política nacional.
Ello implica que en este periodo el legislador y el ejecutivo tienen una gran responsabilidad histórica, pues en la agenda legislativa están proyectadas reformas a cuestiones neurálgicas como el sistema de salud, a la ley de educación superior, a la justicia, reforma tributaria y por supuesto la adecuación institucional a la construcción de la paz. Claro que, si de paz hablamos, la reforma agraria no se puede dejar de plantear, más allá de que el legislativo no la haya contemplado ni la tenga en la agenda.
Como bien lo plantea William Ospina, “hay que hacer la paz con toda la sociedad, y que son las reformas, por parte de quienes tienen el mandato y los recursos, las que nos pueden llevar a la paz, las que pueden desarmar a quienes no se sienten incluidos en el proyecto de país que hasta ahora nos han formulado”6.
En últimas, a despecho de lo que plantea el gobierno nacional recurrentemente, cuando se refiere a los diálogos de paz en La Habana, vale la pena resaltar que en la construcción de la paz estable y duradera sí es necesario modificar el modelo económico que se ha venido desplegando en Colombia en las últimas décadas.
Pensar la educación y el deporte en clave de la paz
Las mencionadas reformas hallan en la educación y el deporte puntos de gran valía. Para nadie son desconocidas las complejas condiciones sociales y económicas por las que atraviesan cientos de miles de niños y jóvenes colombianos. Asimismo, vale la pena recalcar que muchos de los atletas de alto rendimiento que le han dado grandes triunfos a nuestro país en los últimos años han vivido en carne propia tales problemas. Nuevamente, como sucede con la pobreza, los problemas sociales se desdibujan bajo la mirada despolitizante que genera casos individuales específicos expuestos como aislados.
En nuestro país la educación tiene serios problemas, como se evidencia en las pruebas PISA. Las consecuencias que se derivan de la gravosa situación de la educación colombiana se retroalimentan con el contexto social, dando lugar al círculo, nada virtuoso, de la pobreza. Bien recalca Tomasevsky que “garantizar el derecho a la educación abría la puerta a otros derechos, mientras que negarlo llevaba a su vez negar otros derechos humanos y a perpetuar la pobreza”7.
Mucho talento y potencial de niños y jóvenes se va al traste porque, como en el caso de la educación, no se dispone de la infraestructura y las garantías para que la práctica deportiva se pueda realizar de la mejor manera. La generación de políticas que conjuguen la garantía del derecho a la educación y la promoción de la práctica deportiva de alto nivel pueden generar oportunidades y, en el peor de los casos, mejorar la calidad de vida de millones de niños y jóvenes excluidos.
El objetivo central no es incrementar la cantidad de deportistas de alto rendimiento, sino de lograr que la totalidad de niños y jóvenes colombianos tengan las oportunidades para explotar sus potencialidades y se dé un salto cualitativo en la configuración de la ciudadanía colombiana. A diferencia de la actualidad, quienes no lleguen a ser estrellas en el concierto internacional tendrán una vida sin las afugias propias de las personas que, con bajos y deficientes niveles de formación, se enfrentan a un mercado laboral cada vez más precarizado.
Esta es una de las cuestiones medulares en la consecución de la paz, pues la falta de oportunidades, el abandono estatal, la corrupción y el gamonalismo galopante afectan la vida de cientos de miles de personas que, más allá de no convertirse en héroes de turno, sobreviven en un contexto colmado de carencias y afugias. Por un lado, se deben resaltar el talento y la tenacidad de personajes como Rigoberto Urán8, Faustino Asprilla, Jackeline Rentería9, Yuri Alvear10, Juan Guillermo Cuadrado11, Pambelé y Oscar Figueroa12, entre muchísimos otros. La vida de estos deportistas evidencia que el conflicto social, político y armado afecta profundamente los cimientos de esta trágica y convulsionada sociedad.
Por otro lado, se debe repudiar la desigualdad que lleva a estos y otros ciudadanos a soportar difíciles condiciones de vida, mientras las organizaciones estatales omiten sus obligaciones en la garantía de los derechos de la ciudadanía. Las victorias alcanzadas en las olimpiadas del 2012, los triunfos de los ciclistas colombianos, la ascendente carrera de atletas como Ibargüen y la actuación de la selección Colombia en el mundial de Brasil, evidencian que sí hay talento y potencial en Colombia. En muchos de estos casos, el éxito deportivo se ha logrado a pesar de y no gracias a la actuación del Estado colombiano.
En perspectiva de mediano y largo plazo, la educación y el deporte se erigen en elementos vitales para la construcción de la paz en Colombia, dando lugar a una ciudadanía con más oportunidades y mejor calidad de vida. Ello se debe conjugar con la generación de un escenario social y político en el que el Estado garantice la no repetición de las dinámicas históricas de exclusión y segregación social, que se han convertido en moneda corriente para gran parte de la niñez y la juventud en este país.
***
1Ver http://www.youtube.com/watch?v=1lrsVkPsGL8
2Ver http://www.viva.org.co/cajavirtual/svc0323/pdfs/articulo553_323.pdf
3Ver http://www.eltiempo.com/economia/finanzas-personales/colombia-en-el-puesto-12-en-el-mundo-en-desigualdad-pnud/14298377
4Ver http://www.dinero.com/economia/articulo/calidad-educacion-segun-informes-del-banco-republica-colombia/198999 Aún cuando se difiera la perspectiva del emisor respecto de los problemas educativos y sus posibles soluciones, se evidencian las diferencias regionales en términos educativos y se advierte el ensanchamiento de las brechas respecto a los principales centros urbanos.
5Ello es complejo si asumimos que, siendo el voto la forma más precaria y básica de la participación de la ciudadanía en los asuntos públicos, en nuestro país la abstención excede con creces el 50% de la población apta para votar. Ver http://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/elecciones-2014-en-colombia-abstencion-llego-a-60-por-ciento/14035636 ; http://www.semana.com/nacion/elecciones-2014/articulo/la-abstencion-la-gran-triunfadora/389341-3 ; http://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/elecciones-2014-en-colombia-abstencion-llego-a-60-por-ciento/14035636
6Ver http://www.elespectador.com/opinion/paz-y-reformas-columna-506865
7TOMASEVSKY, K. (2004) Los derechos económicos, sociales y culturales. El derecho a la educación, Washington, Naciones Unidas.
8Ver http://www.dinero.com/pais/articulo/rigoberto-uran-medallista-sobrevivio-violencia/156109
9Ver http://www.wradio.com.co/noticias/deportes/a-jackeline-renteria-la-pobreza-le-forzo-acudir-a-clases-gratis-de-lucha/20120810/nota/1741931.aspx
10Ver http://www.elespectador.com/deportes/ko-pobreza-articulo-364484
11Ver http://www.elespectador.com/deportes/futbolcolombiano/juan-guillermo-cuadrado-fortalecido-guerra-articulo-489834
12Ver http://www.elpais.com.co/elpais/deportes/noticias/oscar-figueroa-desplazado-juegos-olimpicos-premiaron-con-creces