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Jóvenes y diálogos de paz.

El conflicto armado colombiano, ha pasado por seis generaciones de jóvenes, separadas cada una por diez años; lo que compone 6 décadas, situando el conflicto desde el año 1946; las relaciones sociales y culturales que la juventud ha constituido en cada una de ellas, es diferenciada y esto a sido determinante a la hora de comprender el papel histórico que han cumplido los jóvenes en el desarrollo del conflicto político, social y armado, que en la actualidad continua vigente en Colombia.

Los actuales diálogos de paz que se llevan a cabo entre las Insurgencias y el Gobierno nacional, hacen parte de esa historia que los jóvenes colombianos han contribuido a construir, a través de la participación directa en el conflicto armado, como militares de una u otra organización o como actores que en “indiferencia” o “resistencia” han contemplado la consolidación de programas de gobierno guerreristas, que han pasado, por la guerra entre liberales y conservadores, la ilegalización del partido comunista, el estatuto de seguridad nacional, la guerra integral y como no, la seguridad democrática.

Situaciones que en la actualidad llevan a que los jóvenes tengan responsabilidades frente a lo que se dialoga en la Habana, dodo a la importancia que tiene el fin de la confrontación armada y la solución política, para alcanzar posiciones sociales, culturales y políticas, que conduzcan a las transformaciones que hoy se hacen necesarias en Colombia.

El joven como constructor de la nueva sociedad, desde la ética política de Che Guevara:

“Se plantea a todo joven comunista ser esencialmente humano, ser tan humano que se acerque a lo mejor de lo humano, purificar lo mejor del hombre por medio del trabajo, del estudio, del ejercicio de la solidaridad continuada con el pueblo y con todos los pueblos del mundo, desarrollar al máximo la sensibilidad hasta sentirse angustiado cuando se asesina a un hombre en cualquier rincón del mundo y para sentirse entusiasmado cuando en algún rincón del mundo se alza una nueva bandera de libertad”[1]

La juventud, es una construcción que se vale de tres componentes fundamentales, los cuales parten de una comprensión epistémica, un proceso histórico-cultural y de condiciones económico-sociales, que determinan los desarrollos en que se sitúan históricamente.

Poner como referente de la discusión al Che Guevara y su posición analítica sobre los jóvenes, parte de entender cual debe ser la labor de estos, desde una ética política que nos acerque al hombre nuevo, en la participación de los actuales procesos de paz. Puesto que el papel de los jóvenes como sujetos políticos- colectivos, permiten crear nuevas formas de lo político, social y cultural, que logren definir los rumbos de la construcción de la tan anhelada paz con justicia social.

Los jóvenes como sector fundamental del conflicto, en el que repercuten dinámicas como el engrosamiento obligatorio de al filas militares en lo estatal, la persecución, la estigmatización y la violencia desmedida, deben tener un papel protagónico, a la hora de la construcción de la paz, pues su labor debe ir mas allá pasividad receptiva, como se ha acostumbrado.

“Si no existe la organización, las ideas después del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia, van cayendo en la rutina, van cayendo en el conformismo y acaban por ser simplemente un recuerdo” [2]

El papel de la juventud entonces debe pasar obligatoriamente por la organización que le permita colectivamente, comprender las dinámicas del conflicto y a si mismo superarlas, tanto en lo urbano como en lo rural, apostando a través de esta, a la construcción de una sociedad nueva, en la cual la justicia social sea la herramienta indispensable para la consolidación de la paz, entendiendo esta como el inicio de un camino largo hacia la derrota del individualismo, el despojo y la guerra, que son en si, los pilares fundamentales que cimientan la cultura- política, económica y social del capitalismo.

En este sentido, los jóvenes decididamente deben tener como horizonte en la actualidad, la construcción de la Asamblea Nacional Constituyente, que es un primer paso, para conseguir la generación de nuevas condiciones en la disputa por lo político y lo económico, puesto que esta permite iniciar un proceso hacia la refundación de un estado anti democrático como el Colombiano.

La contribución de los jóvenes en los procesos constituyentes de paz, a nivel sectorial, local y regional, debe ser determinante, pues su participación se hace fundamental a la hora de comprender las dinámicas actuales como a futuro, del destino del conflicto político, social y armado.

Así, en un momento dado, en un día cualquiera de los años que vienen –después de pasar muchos sacrificios, si, después de habernos visto quizá muchas veces al borde de la destrucción-, después de haber visto quizá como nuestras fabricas son destruidas y de haberlas reconstruido nuevamente, después de asistir al asesinato, a la matanza de muchos de nosotros y de reconstruir lo que sea destruido, al fin de todo eso, un día cualquiera, casi sin darnos cuenta, habremos creado, junto con otros pueblos del mundo, la sociedad comunista, nuestro ideal”.[3]

[1] El Che y la juventud Salvadoreña. Ser un Joven comunista, editorial Ocean Sur, Pág. 29.

[2] Ibíd. Pág. 17.

[3] Ibíd. Pág. 30


Noticiero Barrio Adentro
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