Por la vida y la naturaleza: La Paz
Foto: Lasillavacía
Durante los últimos días hemos visto cómo han sido afectados los habitantes del Putumayo y de Tumaco por las acciones de la guerra. El daño social y ambiental es innegable, pero no causan menos impacto mediático que el relleno a la represa del Quimbo, u otros daños causados por el modelo extractivista a gran escala, que desplaza y contamina, modelo que se ha llevado a cabo gracias al paramilitarismo. Por lo anterior, es necesario el cese bilateral para la paz con justicia social.
El mes pasado las FARC-EP decidieron levantar el cese unilateral al fuego y hostilidades que completaba casi seis meses, luego de que 26 de sus integrantes fueran asesinados en un bombardeo en Guapi, Cauca, y otros más sufrieran ataques a lo largo y ancho del territorio colombiano dejando más muertos.
Luego de dicha decisión el conflicto armado volvió a escalar, los bombardeos por parte del Estado aumentaron y la población civil de nuevo en la mitad de la confrontación -lo sucedido en los últimos días: el conflicto entre población y policías en El Mango, Cauca es un ejemplo, la gente se cansó de ser el escudo de la fuerza pública. Por su parte, la guerrilla ha optado en centrar sus ataques a los puntos estratégicos para la inversión extranjera y menos a los soldados y policías, como lo afirmó uno de sus integrantes desde La Habana, que en su mayoría son de origen humilde y son obligados por sus superiores a refugiarse en los cascos urbanos.
Al atacar directamente la infraestructura y el transporte del petróleo, el medio ambiente ha sido el primer pero no el principal afectado, la población civil que no está en medio del fuego cruzado ha visto cómo sus fuentes hídricas y de trabajo han sido contaminadas. Todo esto ha causado un gran impacto mediático e indignación en los colombianos, pero no es así con el relleno a la represa del Quimbo, que daña las mejores tierras del Huila y desplaza a sus pobladores, o el desplazamiento que causan Pacific Rubiales o Anglogold Ashanti, ya sea por medio de sus bandas paramilitares o el daño que ocasionan a la tierra que fue fértil. No causa lo mismo en los medios el hecho que en estas poblaciones muchas veces no hay ningún servicio público.
Como es sabido, el conflicto armado colombiano es la manifestación del conflicto social, político, económico y ambiental que vive Colombia hace décadas.
Los medios masivos de comunicación, que son propiedad de los mismos que han desplazado y asesinado trabajadores del campo y la ciudad han reproducido la versión que "académicos" como Paul Collier han teorizado, una visión contraria, que afirma que el conflicto político y social es resultado del conflicto armado.
En ese sentido, reproducen y muestran a las FARC-EP y al ELN como los mayores contaminadores del medio ambiente en Colombia; cuando son las multinacionales las que desplazan, dañan el suelo, la naturaleza y se roban los recursos en Colombia. Un país cuyo Estado se limita a asegurar la "confianza inversionista", los bombardeos y ataques a las insurgencias más que por un problema de "orden público" tienen el propósito de abrir caminos, carreteras y terrenos para la exploración y la siembra de cultivos dañinos como la palma africana, que secan los ríos, dañan las cosechas vecinas y desplazan por el hambre o la muerte.
¿Por qué cese al fuego BILATERAL?
No hay acción de guerra "racional", ni acción de guerra que no afecte a nadie. Es necesario que los que abogamos y defendemos la paz nos manifestemos a favor del cese bilateral al fuego, no debe ser una petición sino una exigencia, por la vida, por la paz, por el medio ambiente. Pero a la vez, debemos entender al conflicto en su raiz política, social, económica y ambiental. A la vez y con mucha fuerza debemos exigir la PAZ CON JUSTICIA SOCIAL.
El cese debe ser Bilateral, ya que un actor aprovecha la voluntad de paz del otro para hacer la guerra, para cercar, para tomar ventaja.
La paz con justicia social, porque de nada sirve una "paz" con fusiles silenciados, pero con las mismas causas, transformadas, iguales o agudizadas respecto a hace 60 años. No una paz en la que las FARC-EP y el ELN no vuelen oleoductos, sino que no hayan grupos empresariales que contratan bandas paramilitares para desplazar a la población civil y poder llevar a cabo sus proyectos que sólo dejan muerte y pérdidas para el país; que no haya extracción que arruine el suelo y criminalice al pequeño minero.
Que no haya cultivos tan dañinos. Por las miles de especies que han sufrido por la tala indiscriminada, el fracking, el monocultivo, los ríos desvíados y las tierras arruinadas, como sucede con la represa de El Quimbo.
Por la vida, por la naturaleza, por las especies, por la fauna, por la justicia, por la equidad, por Colombia, por la Paz con justicia social: ¡CESE BILATERAL AL FUEGO YA!