Delantero Carlos Caszely y el 'NO' en Chile

Carlos Caszely, delantero chileno, quien fue jugador del Colo-Colo, comprometido con la causa de la Unidad Popular, decidió irse meses antes del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 -con complicidad de la CIA- a Salvador Allende, pues, era un hecho que se veía venir y decidió tomar nuevos aires, en España, para jugar en el Levante. Hecho que coincidió con el repechaje contra la URSS para jugar en el mundial en Alemania Occidental de 1974. El equipo soviético se negó a jugar la vuelta en el Estadio Nacional, porque el lugar era usado por la dictadura militar de Augusto Pinochet para torturar y asesinar a opositores y sindicados de ello. El juego de ida terminó en empate, y el segundo, ante una portería vacía, sin rival, quedó 1-0 a favor de Chile, significó la clasificación, de manera vergonzosa. Antes de partir a la RFA, el equipo fue llevado a una audiencia con Pinochet y altos cargos de la junta militar, donde el dictador descaradamente aseguró "los problemas que van a afrontar en Europa ya que la calumnia y la mentira ha llegado a cambiar la mentalidad de muchos europeos que no saben ni conocen lo que está sucediendo en Chile (...)", queriendo ocultar la verdad sobre la situación que vivía Chile. Augusto Pinochet se despidió de todos los jugadores, excepto de Carlos Caszely, quien se negó a darle la mano, en un valeroso acto de dignidad, Este acto le costó a Caszely ser echado, luego, de la selección por orden del Gobierno y se le prohibió la entrada mucho tiempo a su país, él y su familia también fueron víctimas de atropellos. Durante la campaña por el "No" en la continuidad de Augusto Pinochet en el plebiscito de 1988, él, en su lucha incanzable, fue uno de los más grandes activistas junto a su madre, Olga Garrido, quien denunció haber sido secuestrada y torturada brutalmente. Antes de esto, el pueblo chileno no conocía su lazo familiar con el jugador, fue uno de los hechos más determinantes en la campaña, campaña que culminó con el derrumbamiento de la cruenta dictadura. Caszely se convirtió en un símbolo de dignidad para Chile, para el fútbol consciente, y para todos los fanáticos que disfrutamos el fútbol popular, el fútbol de la gente, el fútbol que no se olvida de dónde viene y para quién está.