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La mala administración en la Universidad Nacional

Se escucha que la Universidad Nacional es una de las mejores del país. La última distinción como mejor universidad de Colombia se dio gracias a la clasificación U-Sapiens, que tiene en cuenta a 93 universidades.

Estas noticias dan aliento a quienes somos egresados de esta alma mater y con más razón a quienes aún realizan sus estudios en ella. Sin embargo, lo que preocupa es que, por un lado, el Gobierno Nacional sigue en deuda con la universidad pública en general, y con la Universidad Nacional sede Bogotá, mucho más. La sede principal de la universidad de Colombia, la Universidad Nacional, se financia a sí misma en más de un 50 por ciento y preocupa que este índice siga en aumento porque las posibilidades de mantenerse estudiando se vuelven más difíciles, dada la situación económica de muchos de los jóvenes que ingresan.

Esa preocupación no es solo un pensamiento, es un hecho. En la universidad no hay plata y esa es la respuesta que usualmente se da a cualquiera que con alguna intensión pro activa y propositiva frente a las problemáticas internas de la sede se acerca a la administración. Por ejemplo, los deportistas de la Universidad Nacional, sede Bogotá, se caracterizan por ser de los mejores del país, y aunque las condiciones de abandono en las que bienestar los ha mantenido, no les ha impedido competir y seguir entrenando (muchas veces sin entrenadores). El amor por lo que hacen ha representando a la mejor del país, los mantiene convencidos de que se puede mejorar.

La realidad, no obstante, es triste. Muchas disciplinas han venido desapareciendo. ¿Los motivos? No hay espacios para sus prácticas o no hay dinero para pagar a sus entrenadores. Las disciplinas que aún existen continúan sin recibir uniformes para competir desde hace dos años. En fútbol, por ejemplo, al momento de hacer un cambio, el jugador que sale del campo de juego se tiene casi que desvestir para prestarle su uniforme al compañero que ingresa. La respuesta por parte de la institución siempre es la misma, ‘no hay plata’. La respuesta de los estudiantes también es la misma, seguir adelante a pesar de esos problemas y comprar en muchos casos sus implementos deportivos. Todo por amor a la Universidad.

Y es que este amor se ha manifestado no solo en el campo de lo deportivo, también en el cultural y ambiental con respecto a la adecuación de los espacios comunes dentro del campus. Son los mismos estudiantes que con iniciativas como ‘Llenemos de Vida la Nacho’, le han cambiado la cara al abandono de la administración de la sede. Lo que antes era prácticamente un basurero fue transformado en un hermoso jardín central, que da cuenta de las iniciativas por recuperar espacios en el olvido de la administración, por parte de los mismos estudiantes.

Ese espacio era prácticamente lo que se conoce como un ‘tierrero’, allí se encontraban y aún hoy se encuentran unas placas conmemorativas para los estudiantes que han dado su vida en la defensa de la educación pública del país. Hoy la cara de lo que fue este ‘tierrero’ es una cara amable, llena de vida y de color.

Con ‘marranito’ en mano, los estudiantes recogen dinero para poder financiar este tipo de iniciativas, que han puesto en cuestión la forma en la que se está administrando el campus. A pesar de que se hizo un esfuerzo por recuperar ese espacio, la administración de la sede no es consciente de que el campus, por ejemplo, necesita de más contenedores de basura o simples canecas. Las que existen no son suficientes dada la cantidad de población flotante que a diario pasa por campus.

Hoy ese espacio recuperado, después de que termina un día normal dentro de la universidad, se ve rodeado de las basuras que muchos estudiantes y transeúntes, dejan a modo de rompecabezas en las canecas que no dan abasto.

Evidente es que esta situación no es culpa solo de la administración por su mala gestión, también es culpa de quienes prefieren botar su desecho en una caneca atestada, a guardarlo en su maleta o bolsillo hasta encontrar un mejor sitio donde depositarlo.

Lo bueno es que no todo es tan malo. En el campus de la sede Bogotá se pueden encontrar otras iniciativas como las de ‘Llenemos de Vida la Nacho’ en varias partes, todas iniciativas de la comunidad universitaria. Hasta encontramos un cenicero hecho con una botella de gaseosa reusada.

No todo es malo y hay esperanza, la que ponen los estudiantes de la Universidad Nacional para hacerla mejor cada día a pesar del olvido y la mala administración.


Noticiero Barrio Adentro
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