De la universidad al barrio, del barrio a la universidad
La educación pública en general pasa por una crisis que, fácilmente podría afirmase: es la peor en los últimos años. Si bien se ha aumentado en cobertura, su nivel de excelencia, su vocación y sus ventajas cada vez se ven más reducidas. En un contexto donde prima el abrir el mercado a las multinacionales, inclusive, sobre la vida. Es responsabilidad del estudiante, perteneciente de la minoría privilegiada, el retribuir sus conocimientos y aprender de su gente.
Mientras la educación pública superior libra una fuerte batalla contra la privatización, que si bien las instituciones siguen siendo patrimonio del estado, éste cada vez costea menos los gastos, pero en cambio sí financia programas como el “Ser pilo paga” inyectando recursos al sector privado. Donde las universidades públicas se ven obligadas a vender sus servicios a empresas extranjeras para poder financiarse y de esta manera, cambiando su vocación, de ser conciencia, memoria y educación crítica al servicio de la nación, a la educación productiva, enmarcada en el contexto neoliberal, eliminando lo que “no sirve” para el mercado.
La educación primaria y secundaria ha aumentado en cobertura a nivel de las ciudades, y sigue primando el analfabetismo académico en la ruralidad colombiana. Esto corresponde, en las ciudades al afán de producir mano de obra calificada, con conocimientos básicos para la “productividad”, entendida en servir a las empresas extranjeras, por ejemplo, se deja de enseñar , poco a poco historia, geografía, y humanidades en general (excepto idioma extranjero: inglés); mientras las zonas rurales refleja el abandono del Estado colombiano.
Pero la privatización de la educación no corresponde a una mala decisión o una terrible casualidad, se trata de la política de Estado desde 1991. La mercantilización de los derechos convirtiéndolos en servicios por los que hay que pagar. Por ejemplo: la salud es otro de los derechos más afectados, lo que le sucedió en los últimos días a la señora Rubiela Chivará en la autopista norte sólo es el reflejo de lo que es la salud para la gente del común desde la Ley 100.
En ese sentido, haciendo parte de una minoría privilegiada, estudiantes de varias universidades, tanto públicas como privadas hemos decidido ir a nuestros barrios, en la periferia, en las zonas populares a poner nuestros conocimientos adquiridos al servicio de nuestra gente, así construimos la paz y también defendemos la educación pública. Como se lee en varias paredes del campus “del barrio a la universidad… de la universidad al barrio”, reconociendo también los saberes populares, sin estratificarlos respecto a los académicos.
Antes que ir simplemente a transmitir, o a “iluminar”, vamos a aprender de la gente y sus vivencias, de sus experiencias construidas a partir del trabajo y la realidad compleja. Al aprender de esta manera, como estudiantes universitarios reconocemos dichos saberes y luego, adaptamos lo que podamos transmitir a la aplicación de sus saberes. Lo hemos hecho ya sea mediante la alfabetización, talleres de memoria, de historia, de arte, mediante el deporte y la diversión, donde no se imparte como la educación tradicional, sino mediante la reconstrucción del tejido social en una sociedad cada vez más individualizada.
Mediante todo esto buscamos, primero aprender, luego contribuir a que se desarrollen ciudadanos críticos y conscientes de la realidad de su país. Sobre la importancia de construir la paz y desarrollar el amor por el aprendizaje. Que los espacios públicos sean escenarios de solidaridad y paz. La apropiación del territorio, la identidad y el sentido de pertenencia.
Como miembro de una biblioteca y como comunicador popular, escribo estas modestas líneas, invitando a nuestros compañeros a defender la educación pública, en todos los aspectos. En la importancia que tiene para la paz un pueblo educado, y el reconocimiento de los saberes populares, campesinos, afros e indígenas. Los invito también, no sólo a estudiar la paz, sino a construirla y ser actores de ella.
Bienvenidos a la Universidad Nacional de Colombia, bienvenidos a construir la paz con justicia social.
Juan D. Vargas P.
Biblioteca Barrio Adentro, Noticiero Barrio Adentro
@JuanD_cisf
Nota: Este artículo fue escrito inicialmente para el Periódico Estudiantil de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia.
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