En cada lucha, ellos están
Este 19 de julio de 2016 se cumplen 40 años de la caída en combate del comandante Mario Roberto Santucho. Junto con él, caía buena parte de la dirección política del PRT-ERP: Benito Urteaga, Domingo Menna, Fernando Gertel, Liliana Delfino, Ana María Lanzilotto. Todos ellos compañeros que cayeron peleando o fueron secuestrados en esa ocasión. El operativo de la dictadura genocida había dado con el domicilio donde ellos se encontraban clandestinamente, aquel 19 de julio del 76. Los compañeros y compañeras intentaron resistir a la partida militar y la enfrentaron, pero la superioridad numérica y el factor sorpresa fueron determinantes.
Los principales dirigentes del PRT tenían planeado el repliegue hacia el exterior, que había sido postergado ante la posibilidad de una coordinación frentista con otras organizaciones político militares, como Montoneros y OCPO, con el fin de enfrentar a la dictadura en unidad. Se aspiraba a revertir la correlación de fuerzas en favor del pueblo trabajador frente a una dictadura que expresaba crudamente los intereses de los monopolios, la burguesía local y el imperialismo, una dictadura que no dudaba en masacrar a dirigentes políticos, y a miles de militantes sindicales, estudiantiles y sociales.
La experiencia del PRT-ERP constituye la expresión más genuina del pensamiento del Che Guevara hecho praxis en nuestra tierra. Como organización, tuvo un papel fundamental en la lucha de clases durante su existencia, a partir de 1965. Desplegó la lucha en todos los terrenos, en el sindical, cultural, de derechos humanos y en el movimiento de masas en general; en el plano teórico-ideológico y también en el plano político-militar.
A 40 años de la caída de la dirección histórica del PRT-ERP, nos toca atravesar una compleja coyuntura. Tras años de un gobierno populista que apuntó a recomponer la institucionalidad puesta en crisis en 2001, la derecha encontró allanado el camino para volver al gobierno y señorearse. Hoy, representantes directos del imperialismo, los monopolios y el capital concentrado nacional ocupan los puestos clave en el gobierno. Esta vez no entraron a la Casa Rosada de la mano de generales golpistas ni a bordo de tanquetas, sino aprovechando una coyuntura favorable para verse respaldados por los votos de una parte del pueblo. No obstante, la evocación que la derecha gobernante realiza sobre la iconografía represiva de la dictadura es una realidad que se materializa en los desfiles oficiales donde se homenajea a carapintadas y represores del "Operativo Independencia", o la invitación a juventudes nazi-fascistas a la Casa Rosada. Pero sobre todo, las continuidades entre estos modernizados herederos de Martínez de Hoz pueden verse en el brutal ajuste sobre los trabajadores y el pueblo, en la genuflexión sin vergüenza alguna ante el imperialismo.
En un país donde cuatro de cada diez niños son pobres y uno de cada diez es indigente, la actualidad de la lucha por una patria para todos, una patria socialista, no hace más que mostrar la vigencia de las peleas de la generación del 60-70. Una generación de la cual Santucho y sus compañeros fueron una cabal expresión; una generación que no luchaba por maquillar el capitalismo, ni mucho menos por rellenar con dólares las cuentas bancarias o cajas de seguridad de sus dirigentes, sino por construir una América Latina sin pobreza, sin miseria ni opresión de ningún tipo, y en ello le fue la vida.
A 40 años de la caída en combate del "Robi" Santucho y de la dirección histórica del PRT-ERP, decimos que nuestros compañeros viven en la lucha del pueblo.