Feminicidio: práctica inhumana
La violencia contra la mujer es un tema que en pleno siglo XXI continúa estremeciendo al mundo, pues las cifras resultan aterradoras y en algunos casos tienden a ir en aumento.
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América Latina, cuna de grandes civilizaciones y colonizada por países europeos aún guarda los rezagos impartidos por los más déspotas gobiernos conservadores y religiosos que sembraron en las poblaciones dogmas como leyes naturales, una de éstas es el dominio del hombre frente a la mujer y en ese sentido la subordinación de la misma.
Todo lo anterior reflejado en que catorce de los veinticinco países con mayor tasa de feminicidios se encuentran en Latinoamérica y que el 98% de los mismos permanezcan en la impunidad.
En el caso colombiano solo hasta el año 2015 es tipificado el feminicidio como delito dentro del código penal, ya no es un agravante del artículo 104 sobre el homicidio, por el contrario, es un delito autónomo, que se crea para garantizar la investigación y sanción de las violencias contra las mujeres por motivos de género y discriminación, también para prevenir, erradicar y adoptar estrategias de sensibilización de la sociedad colombiana frente a este tipo de crímenes reprochables.
De las pocas veces que el derecho obra conforme a justicia, es el caso de la ley 1761 de 2015 del “Feminicidio”, bautizada también como “Rosa Elvira Cely” en homenaje a una mujer víctima de un brutal ataque ocurrido en la madrugada del 24 de mayo de 2012 en el Parque Nacional, en Bogotá por un compañero de estudio. Esta noticia fatídica originó conmoción y reproche en diferentes sectores del país quienes manifestaron su oposición frente a cualquier forma de trato inhumano o degradante en contra de las mujeres, recordando al país y a la comunidad internacional que todo acto de violencia o tortura por razón de género debe ser castigado.
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De igual manera, la violencia que desencadena en feminicidio está asociada a la discriminación y dominación a la que ella es objeto, es decir, situaciones de extrema vulnerabilidad que aun penetran las capas de la sociedad.
El pasado 8 de octubre recibimos la triste noticia de otro caso de feminicidio, el de Lucía Pérez, quien fue violada, empalada y asesinada brutalmente en Mar del Plata, Argentina. El caso desató una fuerte oleada de indignación y llamó a las organizaciones de defensa de los derechos de la mujer a convocar a una gran movilización para frenar todo tipo de acto que atente contra la integridad de la mujer y para exigir al gobierno actual la implementación de leyes, reglamentaciones y protocolos existentes que garanticen la vida digna de las mismas y el pleno goce de derechos fundamentales. Nuestros y nuestras compatriotas de la República de Argentina citaron a un gran paro el día 19 de octubre llamado “Miércoles Negro” contra los feminicidios en el país. Un país en el cual han aumentado en un 78% entre el año 2008 y 2015 las agresiones sexuales, cuya víctima principal es la mujer en completo estado de indefensión.
Esta marcha tiene como objetivo gritarle al mundo que “En Argentina y en el mundo no haya ¡Ni una menos!” Desde Colombia nos solidarizamos con la familia de Lucía y ratificamos nuestro apoyo a las justas luchas que hoy protagonizan defensores de DDHH y defensores de los derechos de la mujer.
“Porque nadie tiene derecho a decidir por nosotras ni hacer de nuestro cuerpo un instrumento de uso y goce. Las mujeres nacimos con la vocación y convicción de ser libres”
