Tenemos un nuevo acuerdo, es hora de la pegadogía
“Humo blanco” hubo este Sábado 12 de noviembre en la Habana Cuba. Un nuevo acuerdo entre las FARC – EP y el gobierno de Juan Manuel Santos, se logró construir a pesar de las adversidades que lo rodeaban.
En esta ocasión se pudo confirmar la voluntad de paz de la guerrilla, una voluntad que para la gente de a pie que voto al NO no existía. Y es que es fácil de comprender porque para la gente de a pie de las generaciones anteriores a nosotros los jóvenes voto al NO esta voluntad no existía. Hay que mirar la historia. En la ruptura de la tregua en 1987 y la persecución política de la UP alejo de tajo la voluntad de paz a una guerrilla que lo había entregado todo por entrar a la vida política legal. Los diálogos de Tlaxcala, cuando la guerrilla de las FARC – EP estaba fortalecida por su sociedad establecida en la CGSB, fueron una primera muestra de una falta de voluntad que más bien se reproducía por el miedo y por la necesidad de demostrar que eran un grupo político beligerante al que se le debía tomar enserio, pues su lucha no era en vano. Esta falta de voluntad de paz quedo establecida en el imaginario del colombiano de las generaciones de finales de siglo pasado con lo sucedido en los diálogos de Andrés Pastrana, el frustrado presidente que ahorita quiere otra vez popularidad. Finalmente, no podemos dejar de lado la nefasta propaganda desinformativa impulsada por la gente del NO, el Centro Democrático y algunas iglesias cristianas.
Ahora tenemos unos nuevos acuerdos, las FARC – EP han demostrado que en serio quieren llegar a una paz, que si bien es dura y no todo es color de rosa, pues los daños ambientales que trae detrás son desastrosos, es hora de comenzar a luchar en otros espacios en contra del modelo neoliberal. Ahora bien, muchos debemos estar pensando en cómo se va a implementar el nuevo acuerdo, más aun cuando el uribismo pide un tiempo discreto para revisarlo y dar sus opiniones DESTRUCTORAS al acuerdo. El gobierno ha sido astuto, y aunque su voluntad de real democrática dándole voz al con el plebiscito del 2 de octubre en esta ocasión no se dará. Y no es para menos, pues muchos no quisieron hablar. Fue un 62% de colombianos que no quisieron hablar con un SÍ o un NO reflejado en un tarjetón. El gobierno no puede poner en riesgo lo alcanzado, por eso “El escenario para refrendar un nuevo acuerdo debe ser el Congreso de la República. Allí están los líderes más connotados del Sí y del No. Me parece que un nuevo plebiscito es un salto al vacío, polariza aún más al país y nadie garantiza que el resultado sea positivo” (1). Estas palabras expresadas por Mauricio Lizcano presidente del Senado da pistas entonces de la implementación de los acuerdos.
Pero bueno, ahora los movimientos sociales y políticos tenemos una responsabilidad GIGANTE de tomarnos la voz que hizo falta el 2 de octubre. Ya nos la comenzamos a tomar, que existan campamentos por la paz, que se hayan convocado a multitudinarias marchas, que en los barrios se estén discutiendo estos temas en organizaciones comunales que conglomeran varias organizaciones son vías de entrada a tomarnos esta voz. Por eso, es hora de la pedagogía. Con estos nuevos acuerdos no podemos caer en los errores del pasado plebiscito. Y estos errores, a mi parecer son: 1. Nos creímos los mejores por apoyar el SÍ y en vez de sentarse a tomar un tinto con alguien del NO lo primero que se respondía era ‘léase los acuerdos instrúyase’ ´no coma entero’ y lo peor, comenzaban los insultos por parte y parte “Guerrillero hijo de…” “Paramilitar asesino” y ahí terminaba. 2. Se intentó halar a la gente del NO cuando muchos estaban convencidos por sus dogmas religiosos y partidistas. Obvio esta gente no puede dejarse de lado en una pedagogía para la paz, pues entre todos la debemos construir, pero lo más urgente es la población de la abstención. Esa abstención marcada por la falta de representatividad política, donde el colombiano de a pie no siente que su vida puede cambiar con un SÍ o un NO, pues al otro día tiene que madrugar a las 5 am para alistar sus hijos al colegio, salir corriendo a las 7am para llegar a las 8am al trabajo, matarse 8 horas para llegar a casa y continuar con los deberes domésticos y todo por un mínimo que lo absorben los bancos y las deudas no institucionales, además de los deberes de darle de comer a su familia. Muchos otros son del abstencionismo clientelista, donde si no se les da una botellita de ron o un “moradito” no son capaces de levantarse a ir a votar.
En función a estos problemas, nos aparecen nuevos problemas. Por ejemplo, que la democracia es la participación activa del pueblo, constante y militante, pero eso hace mucho se perdió, la democracia sistemática en Colombia se limita al sufragio. Este problema mencionado es uno de los más importantes para atacar. Entonces, es hora que nosotros los que nos formamos como profesionales, que tenemos herramientas para elaborar una construcción crítica de los sucesos para producir conocimiento nos pongamos en la tarea de llevar eso que nos enseñan a los lugares donde no tienen acceso para adquirir estas herramientas. Es hora de cerrar la brecha academia y sociedad, no podemos seguir los mismos discutiendo con los mismos, reflexionando para plasmar en un papel y no materializar nada.
Es momento de que, como se realizó en la facultad de Derecho y C. Políticas en la Universidad Nacional sede Bogotá, se realicen actividades de lectura a voz alta de los acuerdos pero no solo en los claustros con las señoras que nos mantienen limpios los salones ni con los celadores que cuidan las instalaciones, obviamente estas deben continuar y sería bueno reproducirlo en más espacios de educación superior. Estas actividades también hay que hacerlo en los barrios, UPZ, localidades, etc. Es hora de que llevemos los espacios de participación política que se establecen en el punto 2 del acuerdo a los sectores populares y también los de elite. Que el dialogo nacional no sea dependiente del establecimiento de una nueva mesa de diálogos con el ELN si no que se comience a elaborar en los territorios. Es tiempo de que dejemos de decir ‘vaya léase los acuerdos instrúyase’ y digamos ‘venga leamos los acuerdos y discutamos’. Obvio esto es un trabajo difícil, se necesita de tacto y paciencia para elaborarlo, además de herramientas pedagógicas. Pero si nosotros que tenemos las facultades para hacerlo no lo comenzamos a hacer nadie lo va a realizar y los acuerdos van a estar legitimados por el Senado y Congreso pero no por el grueso de la población colombiana en los que se reúne la abstención y la gente del NO.
(1) http://www.elespectador.com/noticias/paz/y-ahora-se-hara-refrendacion-del-nuevo-acuerdo-de-paz-articulo-665235