La paz no nos puede seguir costando la vida
La Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra lamenta profundamente la muerte de nuestro compañero y amigo Yimer Cartagena.
Teniendo tan cerca el momento de la implementación del Acuerdo Final que detenga el conflicto armado entre las FARC – EP y el gobierno colombiano, las garantías y las condiciones para la paz en el campo siguen ausentes; la estigmatización, la muerte y la zozobra siguen reinando en las comunidades y organizaciones sociales que hemos dedicado nuestra existencia a la búsqueda de la vida digna y la defensa del territorio. La desaparición forzada y homicidio de José Yimer Cartagena Úsuga, vicepresidente de la Asociación Campesina del Alto Sinú (Asodecas) y líder de Marcha Patriótica en el departamento de Córdoba, es nuevamente una pérdida irreparable que debemos sobrellevar por soñar con una Colombia justa e incluyente.
Desde la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra abrazamos y nos solidarizamos con nuestros(as) compañeros(as) de Asodecas y familiares de José Yimer, su legado y valiosos aportes permanecerán en cada uno(a) de nosotros(as) para seguir en esta búsqueda incasable de la paz con justicia social que tanto clama nuestros territorios.
De igual forma manifestamos nuestra certeza, no hay lugar para las coincidencias ni para los intentos de desligar los asesinatos y amenazas a líderes sociales con el momento sensible que atraviesa el proceso de paz, somos las comunidades y sectores organizados quienes desde un principio hemos apoyado y promovido este proceso y sus acuerdos en las regiones, nuestro trabajo organizativo esta encaminado para garantizar el cumplimiento de las partes en la implementación de los acuerdos, motivos por los cuales no hemos visto señalados, perseguidos y asesinados.
Es en estas regiones donde se desarrollarán las Zonas Veredales Transitorias de Normalización, las cuales rodeamos e identificamos como zonas de paz para la reconciliación y el reencuentro de combatientes y la vida civil, por lo que hacemos el llamado a los gobiernos locales, departamentales y nacional, a cumplir con los compromisos pactados, garantizar las condiciones de salud y de logística para el buen desarrollo de estas zonas; de la misma manera rechazamos categóricamente las acciones mal intencionadas de los enemigos de la paz y a los medios de comunicación que generan desinformación y señalamientos ante nuestro trabajo como comunidades organizadas y ante el trabajo de organizaciones internacionales que acompañan y garantizan el buen desarrollo de este proceso, pues de manera irresponsable y perniciosa, ponen en riesgo la vida de quienes trabajamos por consolidar la paz en Colombia.
La paz no nos puede seguir costando la vida, resistimos a más de 50 años de conflicto armado y seguiremos insistiendo en aportar a la construcción de escenarios que dignifiquen la vida del campo colombiano y sus comunidades, porque estamos convencidos que la paz no solo depende de dos o más partes en conflicto, la paz se consolida a muchas manos y quienes han perecido en este proceso, ahora son semilla de ello
