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Podemos y la izquierda en la encrucijada


Imagen: La Vanguardia

Durante el fin de semana se realizó Vistalegre II, el segundo congreso de la formación morada que irrumpió en 2014 en la escena politica española. La pelea entre Iglesias y Errejón sobre el marco de alianzas y la crisis del régimen del ’78 ocupó el centro de la contienda

El segundo congreso de Podemos -o Asamblea Estatal Ciudadana-, estuvo precedido por un virulento ataque entre el secretario general, Pablo Iglesias, y su numero dos, Iñigo Errejón. El debate se enmarcó principalmente en el "techo" que encontró la formación en las últimas elecciones, donde a pesar de su alianza con Izquierda Unida, no logró superar el 22 por ciento de los votos.

Tras dejar de ser la novedad, la discusión en Podemos se ubica en como seguir: Iglesias se colocó en una postura de "izquierda" de defensa de la alianza con IU, mientras que Errejón defendió las tesis de la "transversalidad", es decir, salir de los ejes izquierda-derecha para construir un marco de pueblo-elites con un planteo de contenido "populista".

En un tercer campo, minoritario, se ubicó Anticapitalistas -encabezados por Miguel Urbán y Teresa Rodriguez-, que si bien plantearon retomar los "orígenes radicales" de Podemos, son una "familia" completamente integrada al proceso de adaptación que tuvo la organización al régimen político español. El posibilismo junto al electoralismo de Podemos han contribuido a que el proceso de movilizaciones perdiera radicalidad.

"La máquina para ganar"

Desde sus comienzos, Podemos se propuso ser "la maquina electoral" que canalizara el descontento del movimiento surgido con los indignados y el 15M, paradojicamente, con una estructura fuertemente verticalista. Sin embargo, la radicalidad original dio lugar a la adaptación -que llevó a Iglesias a autodenominarse como 'socialdemocrata' durante la última campaña electoral-, lo que en alguna medida operó como un limite en la pelea por superar al PSOE y propinó una derrota inesperada, cuyo balance asumió una forma fraticida entre sus principales dirigentes.

Apoyado en su carisma y autoridad personal, Iglesias pudo imponerse a Errejón, quien manejaba los principales resortes de la organización y reducir su influencia notablemente. Sin embargo, colocar las expectativas en un giro "de izquierda" de Iglesias sería, cuanto menos, apresurado.

El día después

Si bien el secretario general se ubicó en una postura hacia la izquierda frente a Errejón, a lo largo de la campaña insistió con la necesidad de "un nuevo pacto de gobernabilidad" en España -para preservar la monarquía y la permanencia en la UE- frente al agotamiento del régimen surgido de la transición del '78 (como en su momento apoyó ese pacto el PC que hoy anima IU).

En ese aspecto, Iglesias ha sido un duro defensor de Tsipras y el gobierno de Syriza en Grecia que cumplió todos los mandatos del FMI y la UE incluso con represión al pueblo. En Madrid y Barcelona, Podemos integra los "ayuntamientos del cambio" que han atacado las huelga de trabajadores del subte, por ejemplo.

En simultaneo, Podemos se ha mantenido con una posición ambigua frente a la lucha independentista en el País Vasco y en Cataluña, los únicos lugares donde el PP se derrumbó electoralmente.

Resulta prácticamente imposible que con estas orientaciones Podemos puede trazar un rumbo progresivo. El partido de Iglesias se propone finalmente venir a cerrar la brecha que su misma aparición significó en el escenario político.

Por fuera de Podemos e IU existen organizaciones que se reclaman anticapitalistas y que intervienen cotidianamente en las luchas obreras. Su reagrupamiento detrás de una alternativa propia unitaria que retome las mejores tradiciones revolucionarias del país es una necesidad histórica


Noticiero Barrio Adentro
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