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Ginecología natural: lo que nos quitaron por “brujas”

Tienes una infección vaginal y ya sabes que irás a la farmacia, comprarás óvulos de Clotrimazol bajo otros nombres comerciales, y en la noche atravesarás la incómoda secuencia de un ardor de espanto mientras los óvulos se deshacen dentro de ti. Pero lo vale si en solo tres días ya estarás a salvo de cualquier hongo vaginal. Claro que debes tomar en cuenta si eres alérgica a este compuesto químico, o si tienes antecedentes de enfermedades de hígado, y quizá, en casos extremos, usarlo pueda generarte irritación, hinchazón o fiebre, total, estás introduciendo en tu cuerpo un fármaco de cloruro de o-clorotritilo, acetona, imidazol y trietilamina. No tenemos tan claro lo que significa –no siempre se detienen los especialistas a darnos una explicación al respecto- pero sin duda la moderna medicina occidental nos ha dicho que debemos confiar, que no solo es lo mejor sino lo único bueno, por eso nunca, pero nunca se nos ocurriría que alternativamente podríamos usar óvulos naturales de ajo cubierto de aceite de almendra, o yogurt natural, o hacernos duchas vaginales a base de vinagre y café.

Mi regla es dolorosa cada mes. Voy al médico y solo me recomienda tomar pastillas anticonceptivas, antiespasmódicos y analgésicos. Todos caen fatal en el estómago, pero para eso podemos tomar otra pastilla, ¿no? ¿Pero y si en cambio también aplicamos la otra alternativa que es fortalecer nuestra alimentación con avena, maíz, miel, frutas, zanahorias, infusiones de camomila, hacer ejercicios y tener varios buenos orgasmos?

Sin duda los avances de la ciencia médica y las opciones farmacológicas para aliviar nuestros malestares en casos de menstruaciones dolorosas o irregulares, vaginitis, hongos, flujos, cistitis, etc., nos han ayudado a tener una cotidianidad más cómoda, pero pocas veces nos hemos detenido a pensar si solo un coctel químico es nuestra única elección para el cuidado de nuestro cuerpo, de nuestra sexualidad.

¿La ginecología natural es algo nuevo y “hippie”?

Para variar la medicina también ha estado atravesada por profundas acciones machistas que en primera instancia redujo la sexualidad de las mujeres a la mera función reproductora, y en segundo lugar nos desplazó de la esfera medicinal, negando nuestros conocimientos: “Así fue como las parteras, brujas y comadronas fueron exterminadas de la vida sexual y procreadora de la mujer, de aquella sabiduría ancestral (…) Sanadoras de muchas enfermedades contagiosas, se condena [en la Edad Media] a toda mujer que cure una enfermedad sin tener estudios. De esta forma la Iglesia fue prohibiendo realizar todo tipo de curación por la misma gente”, explica Pabla Pérez San Martín en el Manual Introductorio a la Ginecología Natural.

Las mujeres que tenían talentos y amplias herramientas curativas fueron llamadas “brujas” y quemadas porque “sabían demasiado” y, más tarde, la medicina nos arrinconó en funciones subalternas: “enfermeras, fisioterapeutas, ayudantes de farmacia”, cuenta Rina Nissim en el Manual de Ginecología Natural para Mujeres. Esta autora también señala lo que ya hemos naturalizado y aceptado como normal, pero que sigue oprimiendo nuestro acceso a un trato médico acorde a nuestras necesidades: “La obstetricia y la ginecología constituyen un ejemplo casi caricatural de la expropiación de que han sido objeto las mujeres. En la sala de partos, las sillas están concebidas para la comodidad de los parteros y no de las parturientas. Casi toda la ginecología se encuentra en manos de los hombres, que no tienen ni útero ni vagina y que se han convertido en los nuevos sabios del área genital y de su medicina”.

Así que no, la ginecología natural no es una nueva corriente hipster ni hippie, al contrario, se trata de reconectarnos, de recuperar los conocimientos que casi se destruyen totalmente en la hoguera junto a los cuerpos de mujeres sanadoras.

Self-help o autoconocimiento

Hace unos años empezaron a aparecer varios manuales de ginecología natural, cuando las mujeres se dieron cuenta del significado de haber sido despojadas de su saber en beneficio de la casta de los médicos. Varios de estos manuales fueron inspirados en el movimiento self-help –autoexamen- de donde se creó el Dispensario de Mujeres. El self-help es un movimiento que se basa en el autoconocimiento. No es un consultorio, puede ser un grupo de mujeres que se reúnen para compartir experiencias y aprender sobre sus propios cuerpos: “Se comparten técnicas de autoexamen de la vagina y las mamas. Puede ser aplicado por todas las mujeres: menopáusicas, premenstruantes, en edad reproductiva, mujeres de distinta clase económica, de diferente orientación sexual, edades o estilo de vida”, se describe en el manual Gin-Ecología Autogestiva.

Armar grupos de mujeres que manejan conocimientos sobre la sexualidad femenina, hierbas medicinales y técnicas naturales para padecimientos ginecológicos que se han pasado oralmente de generación en generación, es una manera de adecuar los cuidados a nuestras necesidades y nuestras corporalidades, de usar alternativas naturales, fortalecer el cuidado entre mujeres para derribar las barreras de competencia entre nosotras que han sido impuestas durante siglos, tener más confianza y lograr mayor independencia de los fármacos.

¿Cuántas veces hemos tomado un espejo para hacer un autoexamen y ver nuestra vagina, sus labios mayores, menores, el perineo, el clítoris, el orificio vaginal? ¿Por qué hemos dado casi total exclusividad a que esa zona sea más conocida por un médico que por nosotras mismas? Los miedos y tabúes nos han alejado de nuestra sexualidad, de nuestro derecho al placer.

La ginecología natural no se trata únicamente de una lista de elementos medicinales para afecciones, sino que incorpora reflexiones sobre el orgasmo femenino, la masturbación, el reconocimiento y tratamiento rápido de enfermedades, la importancia de una buena alimentación y de una rutina de masajes y ejercicios, pero lo más importante, nos habla de la apropiación de nuestra soberanía corporal y sexual.

No se trata de apartar o relegar una opción por otra, sino de saber que tenemos varias alternativas y que sea cual sea que elijamos, lo fundamental es conectarnos con el cuerpo, juntarnos entre nosotras y crear espacios colectivos de cuidado y acompañamiento entre mujeres.


Noticiero Barrio Adentro
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