Es culpa del gobierno que la Universidad Nacional se esté cayendo a pedazos
“Un país sin educación pública no puede contemplar una paz estable y duradera, porque un país donde la educación es un privilegio es un país injusto”
Como estudiante de la Universidad Nacional considero que es mi responsabilidad hablar del déficit infraestructural, financiero y de calidad que se vive al interior de mi alma mater. Como bien lo dice el artículo “12 razones por las que la Universidad Nacional se está volviendo una universidad de garaje”, los problemas son muchos. Aún así, considero que el problema real es solo uno: las políticas que han ejercido los últimos gobiernos para desmantelar sistemáticamente la universidad.
La historia de la Universidad Nacional es demasiado amplia como para contemplarla en un solo artículo, pero podemos decir que desde sus inicios siempre la ha caracterizado la beligerancia y el activismo político de sus estudiantes, trabajadores y profesores. Si bien mi interés no es negar la intromisión de grupos insurgentes y contrainsurgentes en lo que fue la universidad, quiero dejar en claro una cosa: en la Universidad Nacional no solo hay guerrilleros y marihuaneros, hay gente que es consciente de la importancia de lo público y muchos han dado hasta su vida por defenderlo.
Hoy en día tenemos una Universidad que se cae a pedazos, varias de sus facultades ya no tienen la capacidad infraestructural para acoger a sus estudiantes y aún así lo hacen. Las ayudas monetarias para los estudiantes provenientes de estratos bajos y de regiones pobres del país cada vez son menores. Muchos de los profesores, motivados por los estímulos económicos, prefieren trabajar en investigación que asumir el mando de sus clases y esto es algo que se ve reflejado en la calidad de los estudiantes, quienes terminan teniendo clases dirigidas por monitores que sacan de posgrado los cuales no están en capacidad de asumir semejante cargo. Hay hacinamiento, reducción de presupuesto, privatización de los espacios, entre otras. El problema es que esta realidad solo la conocen sus estudiantes y somos nosotros quienes debemos asumir esto como los futuros profesionales que van a tener que dar la cara, no solo por esa institución, sino por todo el país y la verdad es que, al igual que mi compañera anónima, yo también me siento poco preparado como profesional.
El gran culpable de esto es el gobierno por la desfinanciación y desviación de recursos de la educación pública en programas como Ser Pilo Paga, el cual otorga sumas millonarias que van del bolsillo de los contribuyentes directamente a las cuentas de las instituciones privadas. Pero hay otro gran culpable y es la opinión pública la cual ha convencido a la ciudadanía que dentro de la Universidad Nacional solo se pelea por la nostalgia y el sinsabor que deja en la comunidad universitaria los rezagos del marxismo. Quiero dejar algo claro y es que en la Universidad se lucha porque sus hijos y los míos puedan tener acceso a una educación gratuita y de calidad y porque en el futuro no solo sean aquellos nacidos en los estratos altos los únicos que puedan acceder a la educación superior. Tenemos un Estado que no se interesa en tener un pueblo con formación profesional y es contra ese Estado que la Universidad Nacional se levanta hoy y se levantará mañana. A pesar de ello, sin el apoyo del resto de la ciudadanía, nuestros gritos de justicia serán silenciados una vez más por gases lacrimógenos y malas famas.
Termino diciendo algo que dije una vez en “Paz a la calle” y que, lastimosamente, no tuvo mayor acogida: “Un país sin educación pública no puede contemplar una paz estable y duradera, porque un país donde la educación es un privilegio es un país injusto”.
P.D.: En todas las universidades del mundo hay marihuaneros.