El pacífico, dignidad frente al olvido
Que el abandono estatal, la pobreza generalizada, la corrupción y el olvido definan la relación entre el centro y las regiones de nuestro país, no es un tema nuevo. Pero el caso del pacifico colombiano es por mucho uno de los más grandes colmos en Colombia; en las ciudades y territorios del litoral, se llega a un nivel tal de crisis que ya queda muy poco que perder. Ante esta situación los habitantes del departamento de Chocó y del puerto de Buenaventura han sabido dar un ejemplo al país que los ha olvidado, un ejemplo de dignidad iniciando dos grandes paros cívicos. Y es que si los males pueden durar más de cien años, al menos este pueblo ya no quiere resistirlos; el paro cívico es la respuesta a las terribles carencias de regiones que no cuentan con la poca cobertura en salud, educación o infraestructura que existe en este país.
Lo peor del caso, regiones que podrían considerarse entre las más productivas y ricas de Colombia, y sin embargo son algunas de las más pobres. Buenaventura, el principal (seamos honestos, el único) puerto comercial colombiano en el océano pacifico, punto de entrada y salida de gran parte de nuestras exportaciones e importaciones (60% del comercio marítimo es decir más 2 billones de pesos en impuestos), carece de los servicios públicos básicos, y hoy reclama agua potable las 24 horas del día. El 64% de su población vive en la pobreza, el 18% en la miseria y el desempleo supera el 60%.
¿Y el Chocó?, No es la primera vez que la población del Chocó se ve en la obligación de llamar la atención del país y especialmente del gobierno, a través de un paro cívico. El año pasado salieron a protestar exigiendo al gobierno que les cumpliera con vías, con seguridad ante la diversidad de actores armados en el departamento, servicios públicos básicos y de calidad, atención médica y sistema de salud digno y acceso a la enseñanza y la educación. Por qué las historias trágicas son pan de cada día y no son de extrañar los casos de pacientes que se mueren camino a los hospitales de otros departamentos, pues el hospital con el que cuenta el departamento (con medio millón de habitantes) es apenas de nivel 2; claro, si el paciente no se muere al terminar la ambulancia sepultada por una avalancha en alguna de las peores carreteras del país.
¿Cuál fue la respuesta del gobierno nacional ante el paro cívico del año pasado?, un montón de promesas hechas por salir del paso y que hoy siguen sin ser cumplidas. En semejante situación no le quedo más opción a los chocoanos que volver a las calles a exigir lo que les habían asegurado, sería la solución a sus problemas más urgentes.
Entonces los Chocoanos se pararon a dar ejemplo el 10 de mayo, y lo propio hicieron los habitantes de Buenaventura el día 16. De manera pacífica marcharon, cerraron sus negocios, y salieron a hacerse sentir. Entonces sucedió un milagro: el Estado se hizo presente en Buenaventura y envió a sus mejores negociadores, el Escuadrón Móvil Antidisturbios a recordarles a los ciudadanos como se arreglan las cosas en Colombia.
El estado desencadeno la violencia y los grandes medios de comunicación aparecieron al fin, después de días de ignorar las manifestaciones y reclamos de la comunidad para resaltar que en Buenaventura se estaban presentado “actos vandálicos”, “saqueos a los grandes almacenes” y “Las agresiones contra la población”, solo que nuca dijeron que las agresiones venían de parte de la policía. Los titulares pronto se llenaron de los graves daños contra la infraestructura, de los millones perdidos por el paro y de la infinita voluntad del gobierno por negociar de manera pacífica.
De no ser por los vídeos y fotografías subidos a las redes, el país no se habría enterado de los disparos contra la población civil, de los gases lacrimógenos, las aporreadas y detenciones ilegales. Y si ya hay un policía muerto, habrá que ver cuando pase la tormenta, cuantos civiles habrán perdido la vida. Porque en este país ni siquiera la muerte nos llega a todos por igual, pues si ser pobre y vivir en una región apartada significa ser un muerto de segunda categoría, ser negro en un país tan racista como el nuestro no mejora la situación.
De todas maneras, el pueblo del pacífico colombiano se mantiene de pie, y este domingo le envío un mensaje a quienes no conocen más lenguaje que el de la violencia: “No tenemos armas, tenemos dignidad”. Los habitantes de Buenaventura continúan exigiendo se declare el estado de emergencia económica, social y ecológica en el municipio. Y los representantes del Comité Cívico por la Dignidad del Chocó, no están dispuestos a aceptar los términos miserables e insuficientes con los que el gobierno nacional pretende darle largas a la situación de crisis en el departamento pues apenas si les han ofrecido la mitad del presupuesto necesario para reparar las principales carreteras que comunican la capital Quibdó, como si fuera en único problema que viven lo chocoanos.
Hay que agradecer que al menos nadie se olvidó de cuidar las tractomulas que entran y salen del Buenaventura, pues antes apalear la población civil que permitir que el comercio se vea interrumpido, por lo que la policía nacional no desampara ni de noche ni de día a las valiosas mercancías que tanto requieren de solidaridad y ayuda.
Sin embargo el pacifico colombiano se no se rinde, y mantiene en alto su dignidad y su anhelo por superar la crisis a la que hoy se ven sometidos, “¡El pueblo no se rinde, carajo!”. Ya es hora de que este país escuche a sus regiones y comprenda que el olvido y la violencia nunca han logrado solucionar los más graves problemas de su población. Fuerza pacifico, sigan dando ejemplo.
Foto: cec.org.co