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Siempre viva Camila…


El día domingo 11 de febrero una fatal noticia nos sorprendió a muchas personas: Camila Gutiérrez Sabogal, compañera nuestra, había fallecido en el resguardo misak de Guambia, Cauca, producto de un accidente en su bicicleta.

Camila se destacaba por su sonrisa, alegría, capacidad de hacer ameno cualquier espacio donde estuviera y total entrega hacia la libertad, tanto de vivirla en todo su esplendor como estar junto a quienes luchan y se desvelan por ella. Eso mismo hizo que desde hace más de un año dejará aplazado su estudio como Licenciada de Ciencias Sociales en la Universidad Pedagógica Nacional en Bogotá en la línea de Interculturalidad y Territorio, donde solo le faltaba su tesis de grado, para vivir con la comunidad nasa en el norte del Cauca. Su espiritú libertario siempre estuvo presto a acompañar el proceso de liberación de la Madre Tierra, las experiencias de educación propia en rescate y fortalecimiento de la memoria territorial, la lengua propia, el cultivo de la tierra en colectivo y el tejido comunitario, trabajos en los cuales destacó por su diálogo horizontal con la comunidad y la entrega total, sobresaliendo por supuesto en su rol como comunicadora popular desde

Enraizando y de la mano con Rebeldía Contrainformativa.

Su personalidad libre hizo que su ser nunca se contentará en un solo lugar: era una viajera por excelencia, lo que la acercó bastante también a la comunidad misak del centro del Cauca, donde constantemente iba a aprender y compartir, así como también entabló una estrecha relación con otras comunidades en varias partes del Cauca. Precisamente mientras visitaba a sus allegadas en el resguardo de Guambia, en el municipio de Silvia, falleció intempestivamente mientras recorría el territorio en bicicleta, producto de una caída en un hueco que la hizo llegar finalmente a un río, caída que terminó siendo fulminante y falleció instantáneamente a sus 23 años.

La falta de su persona, de la persona que era pero del recuerdo vivo que ahora es y sigue caminando la palabra, no solo nos deja un profundo vacío imposible de llenar, sino que también deja un gran vacío en la comunidad indígena nasa de Corinto y el norte del Cauca en general, ambos vacíos que solo será posible llenar aunque sea un poco continuando tejiendo la liberación de la tierra y nuestras mentes, de poder caminar la palabra con la mayor humildad posible pero también con el orgullo de saber que son nuestras manos las que nos van liberando. Así, la única manera certera de recordarte es liberando(nos):

Compartimos finalmente unas palabras escritas por una amiga suya y replicadas a nombre de Liberación de la Madre Tierra – Territorio Bakatá, espacio de solidaridad y apoyo a las comunidades liberadoras del Norte del Cauca y donde por supuesto Camila actuaba como puente para transmitir la palabra, además de recibirnos allá siempre con una gran sonrisa:

La vida transcurre en medio de caminos tan distintos el uno del otro, que a veces solemos echar a andar y nos perdemos como si viviéramos en un eterno laberinto, a veces nos perdemos en el camino de las palabras, otras veces somos tan frágiles que nos perdemos en el camino de las sombras y los espejos, donde nada es lo suficientemente claro, también solemos extraviar la mirada pero de repente nos atrae el fuego y ahí ardemos y en otras ocasiones es tan solo el sentir y la pasión que se le puede tener a la libertad lo que guía el camino; esta fuerza maravillosa fue la que te elevó hasta la montaña, el páramo, la llanura, el mar, el río. Y nunca pudiste volver tu mirada a la monotonía que persistía en las paredes fantasmales de la ciudad, no soportabas lo agobiante que era el aire, impregnado del deber y la moralidad en cada espacio, te hartaste de ese pensamiento lineal, de sus relaciones opositivas donde se establece lo que es malo o bueno, sin discusiones porque está legitimado en una institución; de la verticalidad del laberinto quisiste huir y decidiste perseguir la tan añorada espiral, te empeñaste en comprender cómo somos por individual y cómo somos colectivamente en esta gran espiral de la cual nada se escapa, toda la naturaleza con su misticidad se encuentra en ella y se expande en el universo al mismo tiempo que volvemos a su seno y podemos revisar lo que hemos hecho bien.

Cada vez que llenabas tu retina de los mil colores que ofrece el mundo eras más feliz, alimentabas tu espíritu con grandes piedras que brillan como ventanas en las montañas, con la neblina del amanecer, con el caudal de agua bajando por las figuras de la madre y el padre, con la lana deslizándose por tus dedos mientras formabas una de esas pequeñas jigras que eran ideales para guardar semillas, con la tierra labrada, el sudor y la sangre que venía con la recompensa del trabajo. Llegaste a la liberación porque amabas la tierra, porque sabías que el pueblo merecía lo que le ha correspondido ancestralmente, porque creías en la libertad y sabías que para alcanzarla plenamente es necesario rebelarse contra lo establecido y luchar sin descanso; lucha contra la mentira, contra el engaño, contra el monstruo que monopoliza y erosiona la tierra, tu misma decías que no ibas a ser ni verdugo ni víctima y mucho menos ibas a servir a la guerra porque no te interesaba, lo que deseabas era el resurgir de la vitalidad en nuestros territorios; y codo a codo, mano a mano, fuiste entrando en los corazones y en las vidas de las personas que como tú le disputan la comida y la medicina al opresor. Tus manos y tu voz siempre prestas a ayudar, tejías ideas y proyectos en tu mente al calor del fogón, al tiempo que eras sabia y sabías callar cuando era necesario para poder aprender a dar la palabra precisa.

Camila, compañera de tantas andanzas, risas y nostalgias; tu cuerpo abandona este mínimo espacio que habitamos para devolverse a la fantástica espiral, seguirás tan cerca de nosotras porque ahora tu materia no se condensa en un cuerpo, por el contrario ahora eres aire, hoja, nota musical, cultivo, árbol, estrella, mariposa, semilla de zapayo, frijol, maíz, plátano, yuca, tabaco, prontoalivio, eres medicina, eres un pensamiento en la tulpa al que le vamos a brindar. Aún nos cuesta invadidos por nuestra pésima aceptación de la muerte entender cómo pasó todo tan rápido, sin señales, cómo tu ser terrenal se esfuma tan efímeramente, sin embargo no hay cabida para las grandes tristezas, tu huella es permanente y no se irá en las brumas del olvido, nuestra tarea siempre será recordarte. Te recordaremos desalambrando, jugando en los arboles, captando momentos con la cámara y llenándolos de poesía, leyendo en esos pequeños espacios que pueden ser grandes centros de conspiraciones como la cocina, la hamaca, la quebrada, la parcela; vivirás tocando melodías en la quena, cantando y gritando al compás del primer instrumento que sonara; escogiendo las semillas que germinarán liberadas vivirás en nuestros pensamientos así como tus palabras atizarán el fuego, la valentía que te caracterizaba y que impregnabas jamás se irá; ahora tu sonrisa larga, tu mirada sincera, tu gesto contemplativo le pertenecen a la luna, buen viaje y un ancho camino te esperan. Sigue revolucionando este mundo, tus compañeras y compañeros te queremos en términos no calculables, solo está la certeza de que cuando queramos verte bastará con evocar el cielo y su inmensidad, o las flores y sus millones de variedades y nos darás la fuerza que a veces nos hace flaquear.

Siempre viva Camila.

Febrero del 2018.


Noticiero Barrio Adentro
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